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Más de 3.500 víctimas en un solo año: el abuso sexual hacia niñas, niños y adolescentes es una emergencia estructural que Paraguay no puede seguir ignorando

En el año 2024, 3.521 niñas, niños y adolescentes fueron víctimas de abuso sexual en Paraguay, según datos oficiales recopilados en el “Boletín Estadístico por el Día Nacional contra el Abuso y la Explotación Sexual hacia Niñas, Niños y Adolescentes en Paraguay”, elaborado por la Coordinadora por los Derechos de la Infancia y la Adolescencia (CDIA).

Esta cifra, además de estremecedora, confirma lo que organizaciones, especialistas y comunidades vienen señalando desde hace años: la violencia sexual hacia la niñez y la adolescencia no es un fenómeno aislado ni excepcional, sino una grave problemática estructural que el país aún no ha logrado enfrentar con la firmeza y el compromiso que requiere.

Este 31 de mayo, Día Nacional de la Lucha contra el Abuso y la Explotación Sexual de Niñas, Niños y Adolescentes, la memoria de Felicita Estigarribia —una niña de 11 años que en 2004 fue abusada sexualmente y asesinada en Yaguarón— vuelve a interpelar al Estado y a la sociedad. A más de dos décadas de aquel crimen que sacudió la conciencia pública, miles de niñas, niños y adolescentes continúan enfrentando situaciones de violencia sexual, muchas veces dentro de sus propios hogares.

De hecho, el boletín señala que 3.810 niñas y adolescentes dieron a luz en 2024. De ellas, 347 tenían entre 10 y 14 años, en base a datos provisorios del Ministerio de Salud. Estos partos son la prueba concreta de abusos previos no denunciados, no detectados o no atendidos a tiempo. La naturalización del embarazo forzado en niñas sigue siendo una de las expresiones más cruentas de la violencia estructural hacia la niñez y la adolescencia en Paraguay.

En ese marco, la CDIA se adhiere a la movilización ciudadana convocada por el Movimiento Py, este sábado 31 de mayo, a las 09:00 desde la Plaza Uruguaya hasta la Plaza Juan E’OLeary.

Casos que indignan, respuestas que no llegan

Durante el último año, varios episodios expuestos públicamente volvieron a poner el tema en la agenda nacional, además de la necesidad de proteger la identidad de niñas, niños y adolescentes en caso de vulneración de derechos, evitando la revictimización. 

Asimismo, el fallo absolutorio a un docente de Villarrica, acusado de enviar más de 600 mensajes con contenido sexual explícito a una niña de 11 años, generó indignación ciudadana y evidenció una vez más cómo la impunidad sigue siendo parte del problema. Casos como estos no solo revictimizan a quienes se animan a denunciar, sino que minan la confianza pública en el sistema judicial.

Responsabilidad es Prevenir: una campaña para pasar del discurso a la acción

En ese marco, desde la CDIA lanzamos la campaña “Responsabilidad es Prevenir”, que nace como un llamado urgente a asumir compromisos concretos en la protección de niñas, niños y adolescentes frente al abuso y la explotación sexual. Su objetivo es claro: dejar atrás las consignas vacías y avanzar hacia acciones reales, sostenidas y eficaces.

Cada persona, cada institución, tiene un rol que cumplir. Las familias, las comunidades, las escuelas, los hospitales, las CODENI y todas las instancias locales tienen una responsabilidad directa en la prevención. Pero es el Estado paraguayo, como garante de derechos, quien debe liderar este proceso con políticas públicas integrales, articuladas y con una inversión adecuada.

La prevención es fundamental para no llegar tarde, para que no sucedan más casos de violencia, para garantizar entornos seguros y protectores de niñas, niños y adolescentes. Más que nunca, resulta urgente que el Estado paraguayo fortalezca y articule medidas preventivas oportunas, eficaces y sostenidas en el tiempo, con un enfoque integral de derechos humanos. 

La protección frente al abuso sexual y cualquier otra forma de violencia o vulneración no puede esperar ni excluir a nadie. Invertir en prevención no sólo salva vidas y dignidades, sino que también ayuda a construir una sociedad más justa, equitativa e inclusiva, donde cada niña, niño y adolescente pueda desarrollarse plenamente, libre de violencias y con garantías reales de sus derechos.

Aquí el boletín completo.